viernes, octubre 05, 2012

De Italia otro texto de Massimo


(traducción enviada al e-mail)

EL MUNDO EN UNAS LINEAS

A veces, ciertos episodios pequeños tienen para nosotros el poder de la
metáfora sobre el mundo.
En los últimos días he recibido muchos telegramas, tanto de compañeros como
de otros que no son o no se definen así. Unas pocas líneas, ya que el
formulario eso impone, generalmente dos.
Sin embargo, en esas lineas hay un mundo, nuestro mundo. Palabras de
libertad, de solidaridad, de sueño, de humor y de amor. Palabras que
animan, que hacen reír, que conmueven. Palabras mágicas, ya que hacen
presente la ausencia. Aluden a las luchas, a las cárceles que saltan en el
aire, a afectos que no se rompen; a la vida para la cual estamos luchando.
Una tarde, en aislamiento, escuchamos a los detenidos de otras secciones
golpear las barrotes y gritar - los gritos de siempre, "libertad",
"amnistía" ...
Nosotros, también, eramos pocos, hemos decidido unirnos a la protesta. Es
el mínimo. Y gritamos no tan sólo libertad, sino también el nombre de un
tío, desconocido para nosotros, que se murió el mismo día, ahorcado en una
prisión, a cuarenta kilómetros de aquella en la que estamos encerrados.
Después de un tiempo, el guardia viene y nos dice simplemente: "¡Ahora voy
a escribir unas líneas!", "unas líneas" en la jerga del carcelero, un
reporte disciplinario. Incluso aquellas pocas líneas, así como los
telegramas, contienen todo un mundo. La mezquindad, el servilismo, el
poder. Con unas líneas simples, una detención puede ser extendida. Y es en
el fondo una cosa pequeña. Pero con unas líneas otras vidas se rompen.
Personas en otras partes de la ciudad y del mundo, son expulsadas​​,
borradas, condenadas a muerte. En otros tiempos, terminaban en una nube de
gas, o debajo de la nieve, o en frente de un pelotón de fusilamiento, o en
islas remotas.
Repito mentalmente algunas palabras de los telegramas, y creo que tenía
razón Stig Dagerman: "Quien construye cárceles se expresa siempre peor de
quien construye la libertad". Después vuelvo a golpear y a gritar, junto
con mis hermanos.

Máximo

(Escrito en la prisión de Tolmezzo
30 de agosto 2012)

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